miércoles, 13 de julio de 2011

Demonios

Todas estas palabras que me llegan que dibujo que me queman que se transforman en textos y más aún más mucho más que no puedo detener que no puedo controlar y las palabras que me trepan que se cuelgan de mis manos y se arrojan desde mis dedos y las otras que se meten por mi boca y que escupo con miedo con tristeza con rapidez sin pensarlas sin tragarlas sin quedármelas y con este oficio de ciegos de sordos de mudos este oficio que me arranca las entrañas y me deja sin aliento este escribir sin pensarlo esta locura de dar y de darte y de darme y de no esperar de no esperarte de no esperarnos este sin sentido que toma forma este crepitar de letras este fuego que me seca la piel esta fugacidad este avanzar sin ir a ninguna parte este querer sin querer este amor voraz este torpe estremecimiento este corazón sin palpitar que se despierta y que despierta los sentidos despierta las caricias despierta en sueños y trabaja para amarte para quererte para llevarte a cuestas en los labios en las sienes en las piernas en la cintura en el sexo en las yemas de los dedos en las palabras las palabras otra vez que son mi lengua y mis ojos las palabras que no me dejan vivir en paz ni morir en guerra que no me dan tregua que no me dejan descansar en el cansancio con la tenacidad de quienes deben nacer crecer morir con el desliz vulgar con la razón indigna con el capricho mediocre con insistencia descubriendo mis sentimientos palabras que delatan que se venden se prostituyen se revuelcan en mi cuerpo en mi mente en mi recuerdo palabras que serpentean en este laberinto que corren que huyen que se quedan palabras que se yerguen como estatuas que se desmoronan como castillos de arena que se regalan que se asustan y se esconden tras mis ojos palabras que te esperan que me desesperan que te son leales que me son infieles ingratas palabras mal traídas mal nacidas mal heridas mal vividas y otras bienaventuradas bienvenidas palabras que se tropiezan se confunden se devoran entre ellas que compiten por tus ojos por tus manos que te desean que se adueñan de esta dueña sin titulo de propiedad sobre ellas que se sacuden del lomo la tierra que se ahogan en tus mares que se refugian en tus tal vez que se dan vuelta y me miran sonrojadas sorprendidas aturdidas arrepentidas agradecidas y se quitan los bozales se apoderan de mis riendas de mi resistencia que me quiebran que me dejan desnuda la piel desnudo el rostro desnuda el alma desnudos los pies que te siguen desnuda la boca que te grita que te moja que te pide palabras que tropiezan que se rasguñan que se quejan y lloran y me suplican y me ruegan y se amontonan y se escapan de mí y me despojan nuevamente me hurtan la conciencia me rebalsan me enloquecen como enloquecen las horas como enloquece el tiempo quieto como se quedan sin cordura las noches que no me duermes que no me velas que no me colmas con el viento que me azota con las sombras que me envuelven con el insomnio en esta madrugada con la oscuridad en la ventana y en la lluvia que me canta que invita a mis palabras a danzar en torno de mi hoguera en este ritual en este acto sin igual de concebirlas de gestarlas de parirlas.




M.C.


2011-07

lunes, 13 de junio de 2011

En la ribera.

No lo vi venir, pero me pareció buena gente y traía una cajita Casino. Navegaba por mi rio ese piojo, con un hachazo en el ojo, y su flor en el ojal. Me dije “¿qué puede querer más que quitarme algunos puntos por el tanto mal habido?”, pero cuando desembarcó me trucó los naipes, me abrió la heladera, me vació la botella de tequila y se le derramó la sal en la mesa. Aunque medio descarado, me seguía resultando interesante, y ya más acostumbrada a su presencia empezaron las preguntas, muy acodado el piojo en el borde de la mesa iba abriendo grande el ojo sano mientras yo le contestaba que no, que no creo en dioses pero si en demonios; que no me gustan los días bajo cero pero si el otoño; que no me tienta el paraíso pero tengo bajo la almohada el óbolo para Caronte; que me banco la pelusa pero no me gustan los duraznos; que soy perdedora mala pero compulsiva; que busco mucho pero que no encuentro nada; que los gatos negros me traen buena suerte y los perros ladran cuando me ven al galope. Cuando quise preguntarle yo, se sacó la flor de la solapa, la olfateó bohemio e histriónico, me dijo que me la daría gustoso pero que era un recuerdo y me dijo que no, que los piojos no tienen memoria, porque aunque pequeños son grandes caballeros, y que no, que no me ponga infantil ni caprichosa porque él no respondía a nada ni a nadie, claro estaba. Boqueé que era injusto y se paró en dos de sus seis patas, se corrió una antena de la frente y señalándose el rostro me increpó: “que sabrás vos de injusticias, apresurada Marcela”. Creí entonces que ofendido se iría por donde había venido pero me sorprendió preguntándome si no tenía un cafecito, que la humedad lo estaba matando y que algo calentito le iba a sentar bárbaro. Ya medio podrida de la desfachatez de mi visita le comenté que yo nunca jamás había tenido piojos ni caries y que pensaba seguir en plan de no tenerlos, pero rascándose la cicatriz me dijo que lo tomaba amargo y fuerte. La verdad es que me paré, prendí la hornalla, busqué el Franja Blanca, tiré un par de cucharadas en el agua y volví a poner la azucarera sobre la mesada, porque lo tomaba amargo me había dicho. Filtré en silencio, se lo llevé a la mesa y puso cara de aprobación mientras con la pata derecha se llevaba el humito del aroma a, digamos, las fosas nasales. Se clavó el cafecito y en el mientras tanto yo mezclaba las cartas, no pudiendo sacarle la mirada de encima. El piojo me pidió el mazo, buscó la marca en el cuatro de copas como para verificar, me lo devolvió, cortó picando y cuando caliente e inspirada por lo que había ligado le canté “Del cielo bajo un pintor, pinto la luna y el sol, pinto a tu hermana en pelotas y en cada teta, pinto esta FLOOORRRRRR”, sin levantar el ojo de la baraja, me dijo que él jugaba sin jardinera.


MC.

13/06/2011.

jueves, 24 de febrero de 2011

Wandering spirit

Tres de la mañana.
Cata se incorpora en la cama con los ojos demasiado abiertos.
Mira a la derecha y Mariano duerme placidamente. No fue una pesadilla, fue una revelación: Tenía que pintarse una uña de color azul. Si, azul.

Se mira los diez cuadraditos rojos y sin dudarlo la elegida es la del anular derecho. Ahora, ahora mismo, antes de que la epifanía se desvanezca.
Corre Cata al baño y revuelve ruidosamente los frasquitos y ahí está, empieza a sacudir frenética el Azul Electro mientras abre con la boca la tapita del Cutex Antiquiebre. Ya limpita la superficie antiguamente roja, procede al sacrificio. Sentada a los pies del inodoro, con la tapa a modo de mesita, comienza a esmaltar en trance.

Mariano, apoyado contra el marco de la puerta, mira y decide no preguntar, puede ir al bañito nuevo y mejor, mejor no preguntar, a ver si todavía se desvela por la respuesta. Mañana decidirá si lo soñó o si corresponde la consulta.

Cata se mira el dedo satisfecha. Aplacada. Se apagó el incendio que la necesidad imperial de azular al rojo monopolio había propagado.
Mientras agita la mano para que el secado rápido sea más rápido reza: -”ah, bendita tu eres entre todas las rojitas”. Y vuelve a la cama procurando que la mano intervenida quede fuera de las sábanas.

A la mañana le alcanza un mate a Mariano que, mirando fijo, le dice: - “me gusta che”.
Cata, histriónicamente sorprendida, agradece: - “qué cosa, ah sí sí, no se, linda, no?, gracias!”.

Durante el transcurso del día Damián se agarra la cabeza, Chiche festeja la incoherencia; Rulo sugiere pintar de azul y amarillo, intercalado. Laura le canta el estribillo de “El Rebelde” de La Renga mientras se ríe. Jo le pregunta si puede pintarse igual. Nico la agrega a su Facebook. Lorena la trata de grasa. Rodrigo se encoge de hombros y entre unos y otros se construye el castillito de arena que será arbitrariamente desmoronado por las olas de la acetona en cuando Cata se aburra del asunto.

Ergo, el único, verdadero e indigerible problema aparece a la nochecita, de visita en Belgrano, cuando su mamá dispara a quemarropa un devastador, fulminante y mortal “me encanta”.

Y así fue que, colorín colorado, este azul ha terminado.

MC
02/2011

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ruido blanco


-Veo veo.
-Qué ves?
-Tu tranquilidad, tu fresco. Acá, adentro mío, hace tanto calor.
Y yo espío. Y busco.
Y encuentro. A veces, a veces encuentro.
Vos no me ves, a mí nadie me observa. Pero yo veo.
-Veo veo.
-Ah, y qué ves?
-Mmmm, ahora te cuento. Esperame 5 minutos y lo posteo!.

MC
12/2010

jueves, 14 de octubre de 2010

Influencia


Acentuame las vocales.
Deletreame las palabras.
Ortografiame los escritos.
Conjugame el verbo.
Subrayame el núcleo.
Haceme tácito el sujeto.
Volveme abstracto el sustantivo.
Forjame el palíndromo.
Acomodame el anagrama.
Recién ahí analizame la oración.

Una vez resuelto, disminuíme la sangría.
Sacame el interlineado.
Justificame el texto.
Comparame el documento.
Alineame los márgenes.
Insertame la nota al pie.

Ah, y presioname el F1 para obtener ayuda cuanto antes.

M.C.

martes, 11 de mayo de 2010

Seconds


¿Qué hacés barriendo el miedo debajo de la alfombra?, ¿no ves que el amor te va a alcanzar igual?.
Que fea que te queda la espera, se parece a la soledad.

No subestimes mi capacidad de catástrofe. No creas que podés filtrarte en mi distracción, ya sabes que tengo el sueño liviano y que en mis aquelarres no quedan más vacantes.

No tengo tiempo para los rituales de apareamiento, mi corazón ninfómano lo quiere aquí y ahora, (y luego también). No lo dejes latir por demás porque va a explotarte en las manos y tardarías días enteros en limpiar el desastre.

¿O es que acaso mi amor no supera tus normas iso?

MC.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Seis de la mañana


Nunca te garanticé que no habrías de enfrentarte algún día al espanto de que el príncipe se te convierta en rana, o vos princesa, en arpía despiadada. Se te hicieron las doce, Cenicienta, y el zapatito siempre te quedo chico, te hizo ampolla, te dejó en carne viva el talón de Aquiles.

Quedaste en corto, lo poco que te funciona, funciona a reglamento. Te rompiste un poco, no mucho, pero te caíste sin tiempo de poner las manos, buscá, buscá que el pedacito que se te saltó no puede estar muy lejos, que nadie pise, tene cuidado, espera que yo te ayudo, cuando lo encontremos vamos a ver cómo lo pegamos, ojalá que este enterito, que cosa, mirá qué justo ir a romperte ahí.

Ahora tenés miedo y andás un poco con el rabo entre las piernas. Pero ¿por qué estás tan triste?, tenés que enojarte, sacudirte, revolcarte. Gritá y pataleá. Siempre entendés todo, no entiendas nada y enojate, energizate con la furia, sangra si es que hace falta pero no llores.
Image - Adjustments - Desaturate, quedaste en blanco y negro, pero vas a ver que en unos días te vas a ir sepiando, y en unos días más te va a volver el colorcito.

Tomate un té y volvé a la cama, mañana tenés que levantarte temprano, mañana hay cosas que hacer, mañana hay que vivir. Pero no, no insistas más, todavía no, el cartel lo dice bien clarito: “romper el invierno con el martillo y usar la escalera sólo en veranos de emergencia”

Paula Hewson
24-03-2010

martes, 9 de marzo de 2010

Un buen día

Es que es eso.

Cuando me desdoblo, cuando me hablo de vos, cuando me trato con condescendencia o cuando me opino con intolerancia es como si me caminara al lado, ni atrás ni adelante, es al lado, o como encima.

Y a veces me pido: "Pero contame cotidianeidades Marcela, contame las cosas que te pasan cuando no podes dormir, cuando no podes despertarte, contame lo que significa y lo que no se resignifica, decime por qué sí, por qué podes y no queres”.

Y algunas cosas se me pasan, otras las hago cuando estas distraída, pero rapidito te das cuenta y me reclamas. Lo peor es el reproche, cuando me decís que me avisaste, que lo hice igual, que vos, yo, habíamos dicho que no. Son tan pocas las veces en que las dos estamos de acuerdo… Y te empecinás en decirme las cosas malas, nunca me festejas, nunca me das saltitos de contenta alrededor, siempre estás metiendo el dedo en la llaga, estás como esperando a que me equivoque.
Vos sabes cómo cansa, es como hacer el esfuerzo dos veces…

Tal vez tendría que asesinarme. Tal vez si me asesino me callo, me dejo, ya no me sigo. Esa cosa, tiqui tiqui, pasito tras pasito, viéndome cuando me doy vuelta, sentándome apretadita en el bondi para que yo también entre en el asiento, para que entremos las dos. La verdad es que ya está. Ya estamos grandes, podes solita, yo puedo solita, ¿o no te parece? Yo se que a veces me dan ganas de darme la mano para cruzar, o alcanzarme la toalla cuando cierro la ducha, o de consultarme, pero esta cabeza es demasiado chica para las dos.

Es que esta despersonalización me está acabando. Cuando hablás tu lengua es como una babosa que repta y se pega y se mete en los rebordes más filosos pero no se corta. Voy a tener que echarme sal para ver si te paro.

Y probablemente te llore Marcela, qué le vas a hacer… siempre lloré, lloro desde antes de que me conocieras y voy a llorar después de que te vayas.

Paula Hewson
Marzo 2010.

miércoles, 13 de enero de 2010

Esperando el impacto

Puedo decirte esto de cualquier forma, puedo hablarte en lenguas extrañas, puedo usar tantas voces como se me vengan a la mente. Puedo hablarte con la boca llena de espinas, con los ojos, con el cuerpo, con el clítoris, con el ritmo de la respiración. Puedo escribirte o puedo gritarte, puedo dejarte mensajes en el cielo o mensajes en el celu. Puedo escribir con tizas sobre tu vereda para que la lluvia lo borre o puedo manchar de brea el blanco capot de tu coche.

Puedo ser tu sueño más hermosamente cursi o puedo ser el Freddy de tus Martes 13. Puedo también quitarme la piel y clavarla con chinches doradas en la cabecera de tu cama o puedo bordar mis iniciales en todas tus toallas. Puedo ser un gatito de almohadón o un gigantesco culebrón que se arrastra en silencio sobre su vientre viscoso.

Puedo escribir un cuento, narrar en versos, llenarte de haikus los bolsillos o practicar el lenguaje universal de las señas cuando recorra tu cuerpo con las manos tibias. Puedo ser en la realidad y en la ficción, puedo ser la reja de tu balcón, puedo ser el reflejo en el charco de tu patio o la cara que ves a través del espejo retrovisor.

También puedo levantarte las veredas a taconazos o derrumbar tu medianera. Puedo construir sobre un pantano pero no puedo levantarme en tus cimientos. Puedo repiquetear en tus oídos, puedo gotear desde tu canilla. Puedo ser el infierno que se le olvidó recorrer a Dante y puedo ser dios en cada página de tu biblia.

Puedo sellar mis grietas sin telegrama de preaviso cuando te encuentres adentro o puedo hacerte socio vitalicio del amor.

Ay, puedo gatillar cuando no te atrevas, puedo ser tu deja-vú con otra idea y en otro lugar, puedo ser el olor agrio de tus malvones, también puedo ser la Nereida de tu fuente, la omnipotencia que hace que se te pasen ciertos detalles, la novia de Peter Pan, la Alicia del país de tus maravillas. Tu píxel muerto, tu anillo de oro, tu talego, tu orgullo y tu decepción. Puedo ser la que te ahogue con una almohada en el medio de la noche y por qué no el motivo de tu resurrección mañanera.

Puedo darte una sed tremenda, puedo galopar tus campos a traviesa y puedo anclarme en el triángulo de tus Bermudas. Puedo salir de tu heladera, puedo anidar en tus cajones y puedo enterrarme en tus cementerios. Puedo revolcarme en tu cama tendida, puedo ensuciar todas tus ropas. Puedo darte el delirio que me pidas, puedo ser fuego, agua, viento y tierra.

Puedo pensar en no quererte si me lo pedís correctamente. Me atrevo a ser tu fiesta sorpresa, la serenata en tu ventana, tu propuesta indecente. Puedo ser el arbolito que te falta plantar, el libro que escribas post mortem y puedo darte el hijo que no querés.

¿Y entonces qué?...
Come on baby, light my fire.

MC
Enero 2010, para M., que lo vivió.

miércoles, 6 de enero de 2010

Who´s gonna ride your wild horses?


Así que tenés frío… ¿ahora tenés frío?
¿Ahora te tiritan los dientes?, ahora te está castañeteando el alma…

Se te congeló la punta de la lengua… se te pusieron moradas las yemas de los dedos…

¿Así que se te vino el invierno encima?, te salteaste el otoño y se te llenó de escarcha la bragueta, empezó a nevar adentro de la bola de vidrio dónde vivís… A ver, dejame darla vuelta, dejame sacudirla para ver cómo te revolcás entre los copitos, dejame ver si caes de culo o paradito como siempre, dejame agitarla una vez más antes de revolearla adentro del placard de las cosas en desuso.

¿Ahora tenés bajo cero en la sensación térmica? Se te cristalizaron los lagrimales y llorás por las palabras, llorás como una Magdalena al pie de la cruz donde me dejaste clavada la última vuelta. Me dejaste porque perdías el charter, chico fino, a vos que cualquier bondi te dejaba en ningún lado.

Ahora tenés ganas de que te tejan la bufandita azul, vos, pechito argentino que ibas descogotado por los boliches en plena helada. Así que tenés frío y el pelaje no te alcanza, el gas te lo cortaron porque tenías cosas más blancas que garpar; pero ahora mi estufa no calienta, mi leña se quema en otros hogares y tu carboncito chaqueño queda lejos. Hacete la caminata hermano, pateáte esos kilómetros que le debés a la familia, no vengas con tus labios paspados a repetirme historias que borré a lengüetazos.

¿Ahora tenés frío…? Con 32 grados vos tenés rocío en las ojeras y yo, yo tengo los pies bien calentitos. Qué pena viejo, a veces es tarde y no hay más cuerda.

MC
Enero 2010.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Sabor a mi


Alguna vez se te infectó la herida, se te oxidaron los clavos que te sostenían en la cruz… Pablito clavó un clavito… qué clavito clavó Pablito, vos me dirás.
Dolió y supuró, y cuanto más limpiabas más habrás visto el agujero. Casi casi llegaste al hueso.
Pero dale, vení, vení y maullá nomás, ronronéame toda, como a mí me gusta. Ahora aséate si querés.
(Quién te dice que en otra vida alguien no compre mi Moleskine mamarracheada en alguna feria de antigüedades…)
Querer querer, lo que se dice querer, queremos todos. Pero yo te quiero hasta la médula, te quiero hasta la punta de los pelos, hasta tu última gota.
Y sí, soy yo, el sujeto raro que te escucha cuando hablás, la que a cada monosílabo se le va la vida. Soy la que derrite chocolates con la mirada y congela el agua en las cubeteras.
Soy la que te busca en la oscuridad y llora de felicidad cuando te encuentra. Que oscuridad más bonita. Ya no hace falta dormir con el bambi luminoso en el tomacorrientes del cuarto.
Dale, quereme toda. Y después contame qué tal se siente haberme querido así.

MC
29-11-2009

martes, 15 de diciembre de 2009

Mujeres Fatal


A menudo Paula pasaba largos minutos hipnotizada por el titilar del cursor del Word, intentando poner un nombre a su personaje femenino de turno. Con los hombres le costaba mucho menos, los nombres masculinos se agolpaban en la punta de su lengua haciendo fuerzas por salir primero, pero las chicas no, las mujeres eran un caso de esfuerzo extremo y cuando creía tener uno, enseguida caía en la ineludible necedad de las comparaciones. Un nombre siempre nos remite, nos dispara a un rostro, a alguien que adoramos o a esa persona que hubiéramos preferido perder mucho antes de encontrarla. Y para mayores, Paula no tenía mucho feeling con el género. Apoyados los codos en el escritorio, los dedos empezaban a tamborilear los unos contra los otros a la altura de la puntita de la nariz. Dedos tamborileando, cara ladeada, frente abajo, cara hacia el otro lado, los dedos siguen tacaquetacatetaca (sonido imaginario porque las yemitas golpeándose entre sí no suenan a nada…), dedos ahora repiqueteando en pera, manos asiendo cabellos… “Marta…!, no, Marta no, Marta es mi tía. Que vida de mierda mi tía, pobre”, “Analia…, eh! Analia, si sí, puede ser, pero no, a él le puse Álvaro y Álvaro y Analia son demasiadas aes….”, “Juana!, pero Juana es Juanita, no, no me da, Juanita es lo más y mi Juana es un lamento…”, “Alicia, Alicia…, Alicia no puedo, a Alicia quiero usarla para eso que tengo anotado en el blockcito…”, “Luisa?, Luisa es como que dá mina grande… y ésta del cuentito es más pendeja”, “Lola!!, ahí’stá!! A Lola no la usé, vamos Lola carajo!!...” Y así, en resumidas cuentas, cada vez que aparecía una fémina en la historieta.

Paula tenía dos nombres prohibidos por motu proprio, por admiración descomunal. Paula no podía escribir con Laura, Laura era la ficción y la no ficción de alguien que le había puesto copyright a sangre a ese nombre. Laura era de otra mujer. Laura había muerto literalmente cuando la sentenciaron a ser perpetrada en los maravillosos párrafos que ahora se habían ido al otro lado del mundo.

También estaba María, pero María ya tenía bastantes aventuras y desventuras de la mano de otra mujer que bien sabía hacerle honra en sus poemas.

Sin Laura y sin María el universo literario se achicaba a unas tortugas sosteniéndolo a duras penas.

Durante el ríspido ejercicio del bautismo, sin querer pensarlo siempre pensaba en las mujeres de su familia, en las pocas y duras mujeres que la habían formado (o deformado) sin caricias y sin loas. Siempre caía en la trampa mortal de la niñez y el desamparo, la adolescencia y la lejanía, la adultez y las responsabilidades que la ligaban a ellas. Sin querer hacerlo siempre hacia un repaso de las malas noticias que las rodean, haciendo hacia el final un desmedido acto de arrojo y de condescendencia para ligarlas a las pocas, poquísimas, buenas nuevas con las que podía asociarlas, para disipar las turbulencias durante el vuelo creativo. A veces le empezaban a caer a chorros las lágrimas y a veces sonreía irónicamente y sacudía la cabeza para ahuyentarlas.

A menudo Paula conseguía mujeres que la salvaban y le permitían seguir el camino de la precoz eyaculación de sus escritos (Paula solía escupir ideas, garabatear textos que al ser leídos por la mañana eran bajados a patadas en el culo del pedestal forjado en la noche, Paula solía escribir como vivía, sin pensarlo demasiado y revisando años más tarde los errores de ortografía). Pero a su favor puedo decir que lo intentaba, que seguía buscando en los párrafos que le chorreaban de las manos mujeres que pudieran ser portadoras de lo que su ajetreado interior le iba soplando.

MC, para Paula Hewson. (Y también para dos increíbles escritoras argentinas contemporáneas: Marcela Vivar y Jimena Arnolfi)
15-12-2009

domingo, 29 de noviembre de 2009

Fin de semana salvaje


Es muy difícil negarse al amor cuando éste tiene nueve años.
Cuántos recuerdos vagos, o cuánto vagar por los recuerdos. En hora y media de ida y en hora y media de vuelta puede pasar mucho tiempo por adentro.
Longchamps Boogie.
Camino de cintura. Maderera. Rotonda. ¿Vaga, dá para el aprete? Movida zonasureña en el corazón y en las tripas. Tu casita de Padre Javier y tus discos en Wilde 830. Una reminiscencia lleva a una idea. Esa idea lleva a una pregunta. Su respuesta no lleva a nada. Cavilaciones y una emoción que se atora en la garganta, en la nuez de Adán femenina. Este domingo le dieron libertad condicional al pasado. Y esos árboles que tienen las hojitas plateadas del otro lado. Y sabrás entonces que este trip fue todo un viaje.
Ah, y a mi mamá le gustaban las violetas, ¿cómo te acordaste?.
Movidito el ánimo y temblando un partido en la radio. El chofer llora los tres lagrimones que se le cayeron a Boquita, a estas horas San Lorenzo terminó por romperme el corazón, que absoluta tristeza trae un domingo futbolero, creí que ya no me acordaba. Afuera llueve con mano firme. Limpio con los nudillos el vidrio empañado y con un suspiro largo lo empaño de nuevo, tengo los nudillos muy cansados como para volver a limpiarlo, puedo percibir igual el exterior a través del fuera de foco.
Los que me rodean duermen boquiabiertos como animales de zoológico en verano a la hora de la siesta. El oso polar de la isla tiene calor y yo tengo frío en las piernas. Por suerte escuché tu cd arriba de mi mula de cuatro ruedas.
Ahora dormí sin frazada, ya saldé las cuentas que vos no pagabas.

M.C.
11/2009.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Nada es gratis en la vida.


Marcela está triste. Tristísima. Tristota. Tristeísta. Tristante. Tristezota. Tristérica. Tristoza. Tristegésima. Tristoide. Tristepléjica. Tristenoica. Tristojada. Tristegada. Tristerilla. Tristorme. Tristoliente. Tristeña. Tristedora. Tristoísta. Tristenal. Tristojadiza. Tristotada. Tristegénica. Tristocénica. Tristásica. Tristetista. Tristepática. Tristaloide. Tristelínica. Tristenosa. Tristóloga. Tristeante. Tristófora. Tristalina. Tristógrafa. Tristelítica. Tristómana. Tristetlántica. Tristélida. Tristoníaca. Tristeñida. Tristobunda.
Habrá sido el día lluvioso. LLuviente. Lluvietoso. LLuvietón… Habrá sido.

Paula Hewson
Noviembre 2009

martes, 22 de septiembre de 2009

Inventario


XXI

Voz de nadie, extranjera
al otoño, y en un tiempo recogida
en el ojo que sangró tanta
claridad. Tu tendón
no sana, es
otra cuerda, trenzada
con tinta, doliéndose a través
de esta mano inexperta: que devuelve
o arrastra hasta nosotros
las imágenes: este cadáver
clarividente, cantando
desde su espejo en la horca; una breve
mirada,
como piedra arrojada
contra el hielo de abril,
tañendo en lo más hondo
el pozo de tu aliento; un ojo,
y luego
otro más. Hasta que el buitre
sea la palabra
que sacie estos desperdicios, la noche
será tu presa.

Paul Auster - Desapariciones.

Gracias Marcela Vivar por estos poemas.

City Zen


"Sonriendo para ella buscó asiento hacia el fondo, halló vacío el que correspondía a Puerta de Emergencia, y se instaló con el menudo placer de propietario que siempre da el lado de la ventanilla."

Julio Cortázar - Ómnibus

martes, 1 de septiembre de 2009

Two shots of happy, one shot of sad


- ¿Viste que la felicidad a veces se nos presenta de la mano del temor a la caducidad?
- ¿Qué? No, no ví.
- Pero sí. Como con un libro por ejemplo. Cuando lo voy leyendo soy feliz, y me va dando miedo de que se termine... Así es la felicidad.
- No. Así vivís vos la felicidad.
- Que se yo… a mí la felicidad siempre me vino con fecha de vencimiento. A veces me vino muy cerca de la fecha y otras, ya unos días pasadita. Por eso, ahora, cuando la tengo, me sigue dando un poquito de miedo a que caduque, a que se venza, a que se pudra, ¿viste?
- Fecha de vencimiento… ¿y dónde la tiene?, que te parió, yo nunca me dí cuenta.
- Será porque a vos te vino la edición limitada, sacaron dos o tres ediciones sin vencimiento. Qué suerte que tuviste… La fecha está en cualquier lado, los fabricantes son piolas en eso, sabes lo que he tenido que buscarla… pero a veces no la encontrás y tenés que decidir, si te la quedás igual, aunque no sepas la fecha. Arriesgando.
- Aha…
- ¿En serio nunca te pasó? Que loco… ¿nunca tuviste que rasparle el moho que se le empieza a hacer en la parte de arriba?, ¿ir pescando con una cucharita los honguitos verdes que se le van formando en los bordes?, despacito, bien despacito para no sacar ningún pedacito que todavía aguante…
- No…
- Y mirá que no es que yo no la disfrute, eh. No soy de las que la van cortando en fetitas delgadas para que dure más. No soy de estirarla. Yo cuando la tengo la gasto, digamos que me pongo el frasco entre el pecho y el brazo flexionado y me la voy comiendo a cucharadas, pura, así no más, desde el envase. Prefiero sentirla bien, saborearla hasta empalagarme, reventar de felicidad, pero no mezclarla o fraccionarla para que dure. Cuando la tengo, la tengo.
- A vos te falta una tuerca…
- ¿Qué decís?, yo te explico cómo es el tongo del asunto y vos me decís que estoy chiflada? Vos no tenés idea de la suerte que venís teniendo. Preguntale a cualquier boludo como es la cosa con la felicidad. Vas a ver que todos te dicen que es así, como digo yo. Que la felicidad se vence. Claro que las hay larga vida. Y también hay lugares en donde encontrás mejores calidades. Yo encontré un lugar en La Paternal que da gusto. Ahí hacen felicidad de primera. Y te la dan en envase de luxe, no sabes, bárbara.
- Bueno… ojalá que te dure…
- Si, sabes que sí. Esta vez conseguí un buen proveedor. Le tengo fe. No lo cambio por nada. Y no sabes lo fresquita que es. La labura lindo el chabón…

Paula Hewson
Septiembre 2009.

Tengo una muñeca que regala besos


C. lloraba cuando veía “Más Allá De Los Sueños”. Y cuando no la veía también.
C. soñaba con gente que se moría en el mismo cuarto de donde ella no podía salir.
C. no se tocaba su cicatriz cuando se bañaba.
A C. solían decirle que tuviera cuidado con los hombres, con los perros, con el frío y con las ilusiones. Según V. no se protegía lo suficiente de esas cosas.
C. no era supersticiosa.
C. no sabía cantar, pero cantaba igual. Y bailaba muy bien, pero nunca lo hacía.
C. no decía mentiras, tampoco las detectaba.
C. tenía algunas visiones.
A C. le gustaba el mar, pero escalaba montañas.
C. tenía pocas pulgas, pero picaban.
C. no buscaba el cofre de oro al final del arco iris.
C. no creía en dios, porque dios no creía en ella.
C. no sabía jugar a las escondidas, la encontraban aún tratando de decidir dónde se escondería.
C. había dejado de fumar unas doce veces, y lo haría otras tantas.
C. estornudaba fuerte.
C. era generosa con todos y avara consigo misma.
A C. se le caían las cosas de las manos.
C. no le tenía miedo al amor, el amor le tenía un poco de miedo a ella.
A C. le gustaban los círculos, los empedrados, los chocolates, los jazmines y los imposibles.
C. no podía disimular la tristeza pero sabía contener la risa.
C. no creía en fantasmas pero vivía en la casa de los espíritus.
C. no sabía detenerse a tiempo.
C. pedía perdón antes de haber pecado.
C. tenía miedo de perder lo que aún no había encontrado.

Nunca conocí a C., sólo transcribo aquí las habladurías de la gente.

Paula Hewson
Julio de 2009.

lunes, 31 de agosto de 2009

Gol de mujer


“Triunfás porque sos apenas
embrión de carne cansada
y porque tu carcajadaes
dulce modulación.
Cuando implacables los años
te inyecten sus amarguras...
ya verás que tus locuras
fueron pompas de jabón.”

Pompas de jabón.
Letra de Enrique Cadícamo
Música de Roberto Emilio Goyeneche

Ah querido Enrique, mi muy querido Enrique, lamentablemente debo diferir en esta oportunidad respecto de tu visión sobre las ilusiones. Tantas veces soplé a través del aro enjabonado de los delirios, buscando utopías en cada una de las burbujas que se le desprendían, parte gracias a la sofisticada maquinaria que las formaba, parte gracias a la fe irracional con la que llenaba los pulmones de aire… Y aunque la mayoría de las veces los esféricos sueños se desmaterializaban en el aire casi instantáneamente apenas elevados, hubo veces, grandiosas veces en que volaron más allá de lo imaginable, hasta perderse llevando consigo el orgullo iridiscente del logro.
Hubo amarguras, claro está. Posible y lamentablemente tal vez vuelva a haberlas. Pero sobre todo hubo esperanza. Y feliz y afortunadamente la seguirá habiendo. Que nadie nos quite la exquisita e impertinente liviandad de ser SOÑADORES CRÓNICOS.

M.C.
Agosto de 2009.

jueves, 23 de julio de 2009

Loco (tu forma de ser)


"Abrió los ojos para dármelos, con tanta furia que yo podía esperar que cayeran, sentir el golpe simultáneo contra el suelo de las dos gotas blandas.
/.../
... todos olieron los jazmines en secreto o con disumulo, comprobaron la existencia de perdones para cada injusticia, intuyeron que cada verdadero deseo engendra una promesa de cumplimiento."

Juan Carlos Onetti - Juntacadáveres.

sábado, 18 de julio de 2009

One of these days


Apurada sacó el suéter que estaba en la mitad de la pila, y se quedó atónita mirando el derrumbe colosal de colores. Convengamos que para ella “colosal” tenía que ver con los otros cuatro pulóveres que componían la pila hasta llegar a la cima.

Lo sorprendente fue que no largara aterrada el que tenía en la mano para comenzar a ordenar en tiempo y forma el caos del ropero.

Ana levantó las cejas, cerró la puerta corrediza del placard y comenzó a vestirse.

Sacó las botas marrones, pero no guardó las negras en la caja vacía. Por supuesto todos los zapatos tenían sus cajas, con una pequeña salvedad que era que un par se había convertido en homeless por una distracción momentánea durante la cual su caja fue tirada a la basura creyendo que sobraba. Así comenzó el éxodo de pares que cambiaban de una caja a otra según fueran usados.

Vació el paquete de yerba nuevo en el frasco que usaba a diario, y el sobrante del paquete (siempre quedaba menos de un cuartito de yerba que no entraba en el recipiente) no fue a parar como era habitual al otro frasco guardado en la alacena sino que fue tirado en ella dentro del envoltorio de papel malherido durante la apertura. Ya con el termo bajo el brazo y el mate en la otra mano se dirigió al escritorio, sin el individual utilizado para proteger al impoluto algarrobo. Apoyó el termo, cebó otro mate y vio como se deslizaba una gota atómica hacia el mueble. Sin atinar a asesinarla en el viaje, la vio depositarse burlonamente –hubiera podido jurar que la gota tenía una mueca de triunfo- arriba de una de las mejores vetas de la madera. Se bajó la manga lo suficiente como para tapar la palma de la mano, y arrasó con la gota dejando una humedad negruzca arrastrada al lado del termo.

Descargó los mails, dejando en la bandeja de entrada los correos sin abrir que ya daba por sentado correspondían a la papelera, siguió leyendo los otros, sin molestarse por los intrusos intercalados.

Estando en el baño cambió el papel higiénico, tirando el cilíndrico esqueleto de cartón en el bidet. Mientras se abrochaba los pantalones veía como el tubito absorbía deshidratado el agua del pequeño chorrito que perdía a través del agujerito enlozado. Dejó que se embriagara a piaccere apagando la luz naturalmente.

De camino al cuarto miró de reojo la pelusa de considerable peso que estaba al lado de la puerta, siguió hasta el placard sin pensar siquiera en levantarla y arrojarla sin culpa alguna en caída libre a través de la ventana.

Abrió la puerta y sacó el abrigo verde. Giró sin cerrarla.

Otra vez en el living cargó en la cartera negra los petates que estaban sueltos por la casa. Es difícil creer que no haya notado la falta de combinación con el calzado, pero Ana no fue en busca del bolso marrón que hacía juego con las botas puestas. Salió al palier y llamó al ascensor, puso llave sin revisar previamente que la gata no hubiera quedado encerrada en algún armario.

Ya en la calle tiró las llaves dentro de la cartera, pero no en el bolsillo adecuado.

Compró cigarrillos y el vuelto, mezcla de monedas y billetes, fue a parar al bolsillo del abrigo, sin ser correctamente separado según su formato y valor nominal. Sacó el boleto en el 152 y lo tiró al suelo. Estuvo por girar sobre el hombro, para reafirmar que había hecho eso, pero encaró hacia asiento que se liberaba.

Ya a una cuadra de la casa de Juan repasaba su discurso, sabía que él quedaría descolocado. Sin ni siquiera cruzar la puerta le daría un beso en las manos y le diría que no sabía bien qué era, pero que algo en ella súbitamente había cambiado.

En el bolsillo del jeans se golpeaban las monedas separadas para el viaje de regreso. Las contaría en su palma y guardaría prolijamente la de cinco centavos que sobraba en el monederito azul con lunares blancos.

MC
Julio 2009.

sábado, 11 de julio de 2009

En brazos de la fiebre



Puedo mirar por tu ventana.
Puedo seguir tus movimientos, algo entrecortados por tu ir y venir de un ambiente a otro.
No te espío, te merodeo…
Sujetás el teléfono entre la oreja y el hombro mientras buscás algo en el bolsillo de la campera que esta tirada junto a la ventana. La arrojás de nuevo moribunda al lado de un sillón y te sentás sacándote las zapatillas frotando un pie contra el otro.
Te veo reír. Vos no me ves mirarte.
Tu gato se trepa buscando caricias y lo acostás sobre tu falda. Cómo te reís. Veo que te reís fuerte. El gato se baja.
Apoyás el teléfono en el brazo del sillón, ya cortaste.
Te sacás rápido la remera y retomas el inalámbrico, seguís hablando, yo pensé que habías cortado.
Te acercás a la ventana y yo me corro rápido, con una puntadita en el pecho, me escondo detrás de la pared como si pudieras verme, como si ya supieras que te observo. Vuelvo a mirar, asomando sólo el ojo izquierdo. Tenés la frente apoyada en el vidrio y con la yema del dedo índice hacés dibujitos sobre el círculo de humedad condensada que generas con tu aliento caliente.
Volvés al sillón.
Con una mano te desabrochás el cinturón. Seguís con un par de botones de la bragueta.
Salgo del escondite y me paro de frente, bien de frente, para verte mejor. Acomodas de nuevo el teléfono entre tu cara y el hombro, y ahora que tenés esa mano emancipada de la charla, la enviás en ayuda de la otra que está investigando por debajo de tus jeans. Se te cae el teléfono y yo retrocedo unos pasos como buscándolo a mis pies. Tratás de sujetarlo, yo también me acomodo, te torciste un poco, pero así mejoras mi campo visual. Seguís hablando con la cabeza apretando fuerte el teléfono. El gato se sube y lo sacás con el codo. Te arqueas hacia arriba y las dos manos empiezan a chocarse apuradas por estar adentro de tus pantalones. Flexionas las rodillas, levantas la cola y empezás a bajarlos. Yo abro la ventana para que el reflejo no me moleste. Detrás tuyo el gato mueve la cola enojado. Detrás mío se abre la puerta y entra Marcelo. –“Que frío de mierda! Qué hacés ahí? Cerrá esa ventana y sacá la cervecita del freezer Tati, vení rápido que se enfrían las empanadas…”

M.C.
Julio 2009

lunes, 6 de julio de 2009

La respuesta es fácil


Paula entendía perfectamente el Carpe Diem en su concepto. Pero nunca lo pudo incorporar.

Estaba por hacer algo que disfrutaría, pero estaba pendiente de lo que no había sucedido antes y de lo que no sucedería después. Sucesos imaginarios, claro está, por lo menos los futuros, todas elucubraciones de su duda, de su síndrome de abandono crónico. Por supuesto no tenía certezas sobre la NO realización de aquellas cosas que ya daba por sentado que no ocurrirían esa tarde.

Por supuesto, Paula estaba enojada. Quería hacérselo saber a Pablo, pero no podía. Entonces vagaba de una habitación a otra como distante, como ocupada. Respondía con monosílabos a la alegría de Pablo. ¿Pero qué iba a decirle?, ¿qué había para “hacerle saber”?, nada en concreto, los fantasmas de la inseguridad no se ponen así no más sobre la mesa del otro.

Igual, lo peor se daba adentro, adentro era como una bolsa de gatos, adentro se fermentaban los miedos y se pegaban en el fondo de la olla.

Mejor iba a lavarse la cara y a tratar de dejarse de auto hincharse las pelotas. Iba a hacerse la boluda de sí misma.

Se levantó pensando nuevamente con armar un marquito para pegar en la puerta, de manera de chocarse con él indefectiblemente (siempre le gustó usar esa palabra). Un carpe diem en verdana 72 sería suficiente. Otra vez será, todavía había que hacer otras cosas.

Ahora, entre nosotros, no creo que Paula lo logre. Ella es de los que antes de armar la valija, ya están pensando en la ropa que tendrán que lavar a la vuelta de las vacaciones…

M.C.
Julio 2009.
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Carpe diem es un concepto latino que fue acuñado por el poeta romano Horacio.
Su traducción literal significa “cosecha el día”, lo que hace referencia a la importancia de aprovechar el tiempo y no malgastarlo.
La frase completa utilizada por Horacio fue “carpe diem quam minimum credula postero”, que puede traducirse como “aprovecha el día, no confíes en mañana”.
Puede considerarse desde dos puntos de vista: por un lado, es una exhortación a no dejar pasar el tiempo; por el otro, puede referirse a disfrutar de los placeres de la vida en el presente, sin pensar en el futuro que es incierto.

Te deseo el cielo


Feliz cumpleaños número 9, Theo!!!!!!.
(Hacer CLICK en la imagen, para ver más cerca uno de los mejores días de mi vida!)

miércoles, 1 de julio de 2009

Escenas de la vida amorosa


-Poné la mesa Lu, querés?. Grita Mara desde la cocina.

-See. Balbucea Luciano, no queriendo.

-Largá la tele man, no nos vemos en todo el día y estas pegado al control remoto.

-See. Responde Luciano, más apegado que nunca a la botonera / escudo.

-Ah!! Vení, vení que te cuento lo que me dijo Graciela, mi hermana está mas loca que una cabra.

-Mirá vos… Murmura Luciano pensando que en el país de los ciegos el tuerto es rey…

-Y la mesa? La pusiste? Tengo que pedirte todo dos veces? Dos? Tres, cuatro, cinco…, dejá, dejá, la pongo yo, como siempre, como todo. Total…

-Uh!. Escupe Luciano queriendo meterle a Mara el control remoto en la boca, mientras se imagina la boca deformada por el control, con la lengua como loca haciendo un zapping furioso por todos los canales, ida y vuelta, vuelta e ida. Se ríe.

-De que te reís? Te reís solo como un boludo. No querés saber que me dijo Gra?, sacaste la basura? Seguro que no, nunca la sacás… Me crucé con Diego, esta más flaco viste? Esa conchuda le caga la vida.

-Por lo menos se lo coge. Piensa Luciano, no lo dice, claro.

-No me decís nada?

-Esta la comida? Rezonga Lu.

-Si querido, esta la comida, esta la mesa puesta, esta la basura sacada. Que más quiere el señor?

-Hay pan?. Dice. Ser sordo, piensa.

-Toma, si querés savora hay en la heladera. Bueno, te cuento, Graciela quiere hacer un asadito para el cumple, viste?, pero quiere hacerlo acá en casa, dice que es más grande y que si te copás –aunque vos nunca te copás en lo que sea que te pida mi familia- podes hacerlo vos que te sale riquísimo. Pero quiere invitar a Javier, esta del coco Graciela!! El pibe no le pasa ni la hora y lo quiere invitar! Yo no puedo hacerme la estúpida en mi propia casa, vos crees que… Me escuchas Luciano?...

-See, claro. Dice Luciano, mientras piensa que mañana es sábado y tal vez pueda rajarse al estudio de Martín...

Paula Hewson.
Julio 2009.

viernes, 19 de junio de 2009

Con lo que eso duele


Si sólo te pido que me dejes caer en las arenas movedizas del olvido, ¿por qué te resulta tan difícil de sobrellevar mi deseo crónico de abandono?.
Si no supiste acompañarme en la construcción, no te me acerques ahora en el derrumbe.
¿No te cansaste ya de alfiletearme los ojos a través del muñeco vudú que llevás colgado del cuello?
Cuando no hago nada, me pedís el todo.
Cuando avanzo un casillero, pateas el tablero.
Dicen que las mujeres tienen un sexto sentido, a mi me pinta histeria de pura cepa.
No te percibo astuta, más bien te leo irónica.
Ni te recuerdo contemplativa, sino bastante lejana.
No tengo segundas intenciones, apenas tenía unas pocas primarias que te comiste en la tercera cena a media luz.
Camino con una venda en los ojos para no verte en los portarretratos, pero te encuentro en las texturas de lo que tanteo a diestra y siniestra.
Cuando pruebo otros mares con la puntita del dedo, separás las aguas dejándome en el más estéril desierto.
Soy vulnerable a tus exquisitos dones: me enamoran tu egoísmo, tu frigidez, tu inconstancia y tu iniquidad. Ah, ¿pero cómo?, ¿esos eran tus defectos?, tengo mala memoria para los buenos momentos…
A veces me siento un súper héroe, tantas otras me creo que no valgo la pena…
Y cuando asomo el hocico, aparecés presta a fumigar mi atrevimiento.
Te gusta damnificar mis sentimientos, andás por mis jardines clavando tu taco aguja en mis canteros.

Paula Hewson.
06/2009.

Para un amigo, sobreviviente de la estocada del amor. Corte orejas querido, deje la jindama rendida en la arena!.

miércoles, 17 de junio de 2009

Delirium Tremens

Tu cepillo de dientes me sonrío,
yo estaba sentada en el inodoro, mirándolo por ver algo,
y te juro que me sonrío con la boca bien abierta,
mostrándome todos sus dientes / cerdas.

Traté de no darle importancia al hecho,
distrayéndome en los quehaceres del feriado,
hasta que me iba para la cocina
y noté que las pantuflas que me regalaste me seguían.

Entonces opté por un tilito, que bajo las circunstancias no venía mal.
Y mientras esperaba frente a la pava,
atrapada en una ráfaga de estornudos,
el pingüino blanco que me trajiste de Tandil
me deseó un “salud” tan clarito que no pude más que agradecerle.

Aún así intenté no preocuparme y me tomé una aspirina.
Me supuse cansada, y la rojita esa, la plus, dicen que activa.
Pero me asusté un poco cuando ya en el escritorio
el mouse que me conectaste el lunes
trepó por mi antebrazo y se acurrucó en mi hombro.
Ronroneando rarito.

Preferí acostarme un poco,
pero salté de la cama bastante nerviosa
cuando tu remera verde salió de debajo de la almohada
y comenzó a lamerme los pezones.

Me fui a dar una ducha, con la música fuerte,
como para espantar fantasmas, viste?
El problema fue cuando abrí la puerta del baño
y estaban todos los cd’s que me prestaste
bailando en ronda al compás de Todo Se Transforma, de Drexler…

Cuando me senté desnuda en el sillón,
tratando de prenderme el cigarrillo con el pulso alterado,
tu BIC amarillo grande, el que te dejaste en casa,
se encendió y me lo prendió con un guiño cómplice.

Yo te vengo diciendo que tenemos que vernos mas seguido.
Pero vos me decís que exagero.

MC
Junio 2009.

Salud (dinero y amor)



Este texto fue escrito para el programa que irá el jueves 18 de junio a las 21hs por FM La Tribu. Yo creí que estaba bueno, hasta que lo compartí con Nacho Pons, quien mientras lo leía me fue tirando unos 10 temas más, que yo obvié, y que REALMENTE son los que deberían haber ido! Después de haberme pasado el trapo, dudé sobre la “genialidad” del textito, pero de todas formas lo comparto.
Nachito, estás invitado a subir los temas que encontraste antes de que los publique bajo mi nombre!!
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Música y salud!!

Podemos hacer todo un compendio sobre los músicos que han nombrado el vino en sus canciones.
Tal vez ya se estén sonriendo acordándose de algún tema de esos que les partió la cabeza –o el corazón en su defecto- que nombra al vino de la mano del olvido, de mujeres, de amigos, de despedida, de despechos y frustraciones, de guitarras y reencarnaciones.
El vino como invitación, como consejero en la desgracia, como excusa, como acercamiento. Muy pocas veces el vino es usado como metáfora para el romance o el festejo.
Desde los más rockeros, pasando por los boleros, el tango, el folclore, las baladas, la cumbia o los clásicos, todos en su género han sabido darle al vino un lugar entre sus estrofas.
Un lugar que no es menor y que no pasa desapercibido, sino que invita a brindar a la salud de todos los autores que lo han nombrado!

Comenzando por Spinetta que a través de Los Libros De La Buena Memoria sabía que “el vino entibia sueños al jadear, desde su boca de verdeado dulzor”.

“Son las cinco y Palermo tiene poco que contar, en casa hay dos vinos si prometes que no te enamoras”, era la difícil condición que Iván Noble imponía en Fulanos De Nadie.

En Bitter Wine, Bon Jovi entendió que el más exquisito elixir puede convertirse en un agrio recuerdo cuando escribía “tu amor era mi salvación, siempre podía animarme, lo que una vez fue agua bendita, ahora sabe a vino amargo”.

“Vino tinto, de ti depende, todo lo que puedo hacer ya lo he hecho, los recuerdos no se van”. Cantaban los UB40 precisamente en Red Red Wine, cansados de no poder olvidar.

Hasta el más egoísta hubiera convidado en una fiesta a La Mona cuando gritaba “Estoy a punto de morir de sed, porque no encuentro algo para tomar. Díganme, solo quiero saber quién se ha tomado todo el vino?

Y Sin Embargo, también Joaquín Sabina recorrió los caminos del abandono diciendo: “Porque una casa sin ti es una emboscada, el pasillo de un tren de madrugada, un laberinto sin luz ni vino tinto, un velo de alquitrán en la mirada.

“Carnaval, las ruedas vuelan y los colores giran. A través del alcohol, vino rojo que punza la piel cara a cara en un lugar árido y sin agua”, señala Bono ardiendo en El Fuego Inolvidable.

Desde su Morada Fría, Diego Frenkel traía junto a La Portuaria aquel “y ahora sólo está el vino que chorrea de mi boca, la sangre que al amor la tierra del desierto convirtió”.

“Nena, hay alegrías y alegrías. Hay mucho vino malicioso y poco vino del mejor”, pudo contarnos con toda la razón Carlos Indio Solari en Yo No Me Caí Del Cielo.

Mientras tanto Roger Waters aseguró que “el amor es la sombra que madura el vino” en Set The Controls For The Heart Of The Sun.

Cátulo Castillo nos bendijo en su Última Curda escribiendo “¡Ya sé que te lastimo!¡Ya sé que te hago daño llorando mi sermón de vino!”. Llore maestro, a usted le perdonamos cualquier cosa.

Al despedirse de la pasión en Como Te Diré, Sandro cantó: “¿Cómo te diré, que aquella flor que era este amor se marchitó, que el pájaro de sueños que tuvimos ya voló, que el vino estimulante del deseo se acabó?”

En Vino Tinto los chicos de Estopa comprendieron el quid de la cuestión y afirmaron que los años no sólo pueden mejorar a los licores: “Fíjate un objetivo distinto, que soy como un vino tinto: que si me tomas en frío engaño, y con los años me hago mas listo, cariño”

Paseando por Macarthur Park, Frank Sinatra cantaba: “Habrá otra canción para mí, porque la cantaré. Habrá otro sueño para mí, alguien lo traerá. Oh, beberé el vino mientras que este caliente”.

Quedó claro que los Beatles sabían de sabores duraderos cuando en A Taste Of Honey aseguraban que “tuyo fue el beso que despertó mi corazón y dura aún -por más que estemos apartados- un gusto a miel que sabe más dulce que el vino.

Y “nada remedia con llanto, nada remedia con vino: al contrario, la recuerda mucho más su corazón”, se lamentaba José Feliciano con La Copa Rota.

A Charly García nadie le hubiera cobrado la deuda que refería en Peluca Telefónica revelando que: “Cuando vuelvo a mi casa temprano me tengo que tomar un litro de vino prestado, que no pienso pagar.

Aún Tan Solo, Ciro Martinez estaba rodeado de tentaciones: “Quizás no sea el vino, quizás no sea el postre, quizás no sea no sea nada; pero hay tanta belleza tirada en la mesa, desnuda toda rebalsada.

Michael Hutchence no pudo cumplir con su deseo en Never Tear Us Apart, donde aseguraba que “podríamos vivir por mil años, pero si te lastimo haría vino de tus lágrimas”. Y cuánto me hubiera gustado que pudiera hacerlo.

“Después del vino, sus lágrimas brotan a borbotones”, descubre Mick Jagger en Blind Leading The Blind.
Y un poco más joven nos decía “Hoy la vi en la recepción, con un vaso de vino en la mano. Supe que encontraría su conexión pero a sus pies tenia a su despreocupado hombre” Bien sabías que You Can’t Always Get What You Want, Mick.

Desde el más acá, Horacio Guaraní pedía Volver En Vino, diciendo: “Quiero morirme cantando bajo tu parra madura y que me entierren al alba regao de vino mi tumba, regao de vino mi tumba”.

“Amigos, cuando se tiene un pesar dentro del corazón, no se puede evitar que el vino se vuelva pesado y llorón” explicaban D'Arienzo y Romero en El Vino Triste, inmortalizándolo a través de la voz de Hugo del Carril.

Y poniéndole nombre de pila al vino tinto, Banda Criolla se atrevió a cantarle al amor asentando que: “Este Malbec hoy me anima a pedir auxilio. Será por este corazón, será por esta habitación, será porque en el mundo hay amor”.

Ojala me ayuden a completar esta lista que es mucho más extensa de lo que mi precaria memoria les ha presentado.

M.C.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Flores en su entierro.


"Si he de vivir sin ti, que sea duro y cruento,
la sopa fría, los zapatos rotos,
o que en mitad de la opulencia
se alce la rama seca de la tos,
ladrándome tu nombre deformado,
las vocales de espuma,
y en los dedos se me peguen las sábanas,
y nada me dé paz.
No aprenderé por eso a quererte mejor,
pero desalojado de la felicidad
sabré cuánta me dabas con solamente a veces estar cerca.
Esto creo entenderlo, pero me engaño:
hará falta la escarcha del dintel
para que el guarecido en el portal comprenda
la luz del comedor, los manteles de leche,
y el aroma del pan que pasa su morena mano por la hendija.

Tan lejos ya de ti
como un ojo del otro,
de esta asumida adversidad
nacerá la mirada que por fin te merezca.""

Julio Cortázar.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

El amor después del amor.


No lo sé. Si pudiera decirte algo más útil que la lista de idioteces indecentes que te enumeré anoche, te juro que ya lo hubiera hecho.
Vos me decías que, como a mi me había pasado, tal vez podía ayudarte. Querido amigo, ¿no te diste cuenta de que no todos nos mojamos igual en medio de una tormenta?

Muchas veces no se trata de cuántos huevos tenés en la canasta sino de que no se te vayan rompiendo…

Algunos aprobaron a los arañazos el curso de Negociación Efectiva, y otros nos llevamos Oratoria a recuperatorios; pero bueno, uno lo sigue intentando.
No creo que experiencia sea solo una palabra, espero que sea parte de un crecimiento profundo y consciente. Pero a veces, cuando crees que la tenés clara, que ahora sí sabes lo que querés, conoces a una nueva persona que te hace reencontrarte con vos mismo y ahí se te da vuelta la tortilla y todo lo que creíste haber capitalizado te lo tenés que meter por el culo porque no te sirve para una mierda. Pero estoy exagerando por el éxtasis de la verborragia. Vamos mas lento; a través del tiempo lo que uno puede llegar a lograr, con un gran esfuerzo y con una lucidez tremebunda, es a hacer otras lecturas, es a poder mirar mas allá del espejo. Uno va sabiendo dónde le pica (el cómo rascarse esta en otro tomo) y va conociendo sus límites, sus deseos verdaderos. Y tal vez, sólo tal vez, después de eso tenga la extrema suerte de encontrar a alguien más que vaya por el mismo camino. También hay que saber a esta altura que los atajos no sirven, que las piedras hay que correrlas y no arrojarlas. Que la subida cuesta, la bajada excita por lo fácil, pero que la parte llana es la mejor (acá se puede optar por ir de la mano o enlazados de otra manera más espiritual, porque hay para todos los gustos).

Casi siempre los hechos de nuestras vidas nos toman por sorpresa… Pero qué cintura para hacernos los boludos!, lo que nos pasa no es más que la suma de las causas y de las consecuencias de lo que fuimos construyendo o destruyendo…
Las cosas que hemos hecho y los deshechos de las cosas que no hicimos.

Algunas personas crían espinas después de los fracasos, otras se vuelven extrañamente más permeables. Algunas personas dicen no creer en el amor, tal vez porque creyeron demasiado.
Otras viven dentro de campos minados, y hay que ser muy valiente para acercarse al encuentro de su abrazo. Algunos saben que se puede y van a por eso. Otros dan pasitos cortos pero bien certeros. Muchos no saben lo que quieren pero lo quieren ya –cuidado con ellos-. Unos quieren más, otros quieren menos. Hace unos años yo solía decir que el amor no es un milagro, que el milagro era encontrar a otra persona que desee lo mismo que uno. Pero hoy no estoy muy segura de qué es el amor, a mi me gusta pensar que el amor es lo que tengo, lo que voy remontando y lo que espero.

No lo sé. Tres, dos, uno, CERO… y a empezar de nuevo.

Que te sirva pa’ remedios esta perorata.

MC.

Algunas frases de los temas que hoy NO te recomiendo. Sólo algunas, porque son como cien:

“Ya sufriste cosas mejores que éstas.” C. Solari.
“Y si te vas me voy por los tejados, como un gato sin dueño…” J. Sabina.
“Pero no me digas palabras de amor si no las sientes.” D. Frenkel.
“Le dije a mi corazón, sin gloria pero sin pena: ‘no cometas el crimen varón, si no vas a cumplir la condena’.” A. Calamaro.
“Gime, bandoneón, tu tango gris; quizás a ti te hiera igual algún amor sentimental...” E. Cadícamo.
“No te hagas problema, no vale la pena, alguien en el mundo nunca te va a dejar.” Ch. García.
“Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos, que vas echando de más lo que un día echaste de menos.” Estopa.
“Que el final de esta historia, la enésima autobiografía de un fracaso, no te sirva de ejemplo: hay quien afirma que el amor es un milagro.” E. Aute.
“Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir, y al fin andar sin pensamientos.” H. Expósito.
“No simules piedad, tengo mis ojos encima tuyo.” Vilma Palma.
“Te leo al revés, como en un vidrio, el velo cae hasta tus pies.” Massacre.
“Y tus manos no me escuchan y mis labios no quieren ni verte, un minuto antes de dejar de quererte” I. Noble.